Vals de la formación y la innovación

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¿Cómo contribuye la formación permanente del profesorado a la promover la innovación en el aula? Federico Malpica ha investigado en profundidad para encontrar respuesta a esta pregunta, y lo explica con una certera analogía:


En mi pueblo siempre se ha bailado el Vals. Desde que era pequeño he visto a mis familiares practicarlo, y yo mismo lo aprendí en la escuela. Siempre me han dicho que se me da bien y me siento cómodo bailándolo. Hoy, cuando salgo a la pista, el cuerpo me pide Vals. Pero resulta que se ha quedado anticuado. Hay ritmos más modernos e innovadores, como el Zumba. "No te preocupes, te vamos a dar un cursillo sobre Zumba", me dijo un experto. Asistí a todas las sesiones. El formador era bueno, me enseñó bien los pasos. Terminé muy motivado con el Zumba, pero cuando llego a mi pueblo y salgo a la pista, ¿qué baile crees que me sale de forma natural?


Danzad, danzad...

Un curso intensivo de Zumba puede resultar inspirador, quizá te abra nuevos horizontes rítmicos y estéticos... pero no te convertirá en un bailarín de Zumba. Para ello, tendrás que PRACTICAR con regularidad. Lo ideal es que sea en TU PROPIA pista de baile, recibiendo un feed-back que te ayude a depurar la técnica. Así desarrollarás la confianza necesaria para QUERER bailar Zumba y sentirte BIEN haciéndolo. 

Con la formación docente sucede algo parecido. La ponencia de un experto es solo el punto de partida. Para que la formación logre desencadenar procesos de innovación pedagógica, también será importante crear situaciones formativas basadas en la propia práctica (en tu aula, con tus alumnos y alumnas, tus recursos...). La cosa mejora si, además, recibes apoyo o asesoramiento de otros docentes.

De cero a uno

Siguiendo con el baile, ¿tienes experiencia en la pista? Yo nunca he bailado, no creo que aprendiera Zumba fácilmente. Seguro que no partimos del mismo nivel, yo estaría en nivel cero. Mi objetivo inmediato no puede ser algo propio del nivel siete, por ejemplo. Mi primer paso será progresar de cero a uno. Quizá el tuyo sea otro.

Muchas actividades de formación del profesorado presentan modelos de innovación muy avanzados (de nivel nueve o diez, podríamos decir). Después de asistir a uno de estos cursos magistrales, es posible que alguien intente reproducir el modelo y se frustre al no tener éxito: ¡SE ACABÓ LA INNOVACIÓN! Quizá estaba en mi nivel de baile... Ten en cuenta que innovar no es hacer algo increíble, sino hacer algo nuevo EN TU CONTEXTO que mejore la situación inicial. Pasar de cero a uno.

Este post se nutre de la conferencia que Federico Malpica impartió recientemente en la UMA. Te recomiendo que la veas AQUÍ. Su propuesta me lleva a plantear una serie de cuestiones instigadoras de la innovación: 


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Aprender de los fracasos

Foto de Jeremy Segrott vía Flickr

Ajustar la exigencia de una tarea al nivel de competencia de la persona que la va realizar no es nada fácil. De hecho, es frecuente equivocarse en este cálculo y proponer retos inalcanzables, ¿cómo los afrontan nuestros alumnos? La profesora Carol Dweck ha analizado las diferentes reacciones ante obstáculos insalvables, y traslada una pregunta a la comunidad educativa: ¿la escuela enseña a gestionar el fracaso de forma adecuada?

«Todavía no». No es la respuesta a la pregunta, aunque podría serlo. Es la expresión que han empezado a usar en algunos colegios para sustituir al tradicional «suspenso». Un «todavía no» supone «pronto sí» o «con más trabajo sí». Entiende que el fracaso no es una situación permanente, sino un estado temporal del que se puede salir con la actitud adecuada. La cultura emprendedora lo comprendió muy bien. La quiebra empresarial dejó de ser un estigma hace tiempo. Es más, en el mundo de las startups no eres nadie si no te has arruinado varias veces. «El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia», dijo Henry Ford. Sería una lástima que en la escuela no se pensara así.

Ford tenía lo que Dweck denominó «mentalidad de desarrollo». Concebía el fracaso como una oportunidad de crecimiento personal. La investigadora también encontró individuos con una actitud antagónica, a la que llamó «mentalidad fija», y que conlleva un proceso de hundimiento personal. Es algo así como estar «suspenso», que según la RAE significa quedarse en un estado de desconcierto que impide actuar, hablar o pensar.

Cada una de las 200 bombillas que no funcionaron me enseñó algo que probé en el siguiente intento. Thomas Edison

Evolucionar hacía el «todavía no» es mucho más que cambiar los términos de la calificación, es promover la «mentalidad de desarrollo», asumiendo consideraciones pedagógicas como:

Valorar más el PROCESO (la involucración, el esfuerzo y el progreso) que el producto
Ayudar a VER EL HORIZONTE que se puede alcanzar con un buen trabajo
Demostrar CONFIANZA y APOYO en los momentos de dificultad

De acuerdo con la teoría de Dweck y parafraseando a Ford, el fracaso de la escuela del «suspenso» no es más que una oportunidad de empezar de nuevo con más inteligencia... con una nueva pedagogía que permita progresar hacia el «ahora sí».

Recuerda que unas veces se gana y otras... se aprende. Pepe Jiménez @jjmdruso

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Neotelling

Foto de Katharina Franz vía Flickr

¿Podrías vivir sin internet? Quizá incluso eches de menos esa época de teléfonos de ruleta y ordenadores Spectrum. La generación Z, la que ahora está en el aula, no cree que aquel tiempo pasado fuese mejor. Optimizar la comunicación didáctica implica resolver una ecuación combinatoria con, al menos, dos factores: las TIC y la ORATORIA. Lo «nuevo» y lo «tradicional» conjugado para crear una forma diferente de comunicar. Parece difícil, pero ya lo hicimos antes. Permíteme que te transporte en el tiempo para comprobar cómo.

Antes de morir en la erupción del Vesubio, Plinio el Viejo nos dejó una enciclopedia titulada Historia natural, donde describe una prensa de tornillo inventada por los vinateros. Tal fue su utilidad práctica, que el artilugio sobrevivió a la sombría Edad Media. De hecho fue objeto de continuos ajustes para su aplicación a la producción de vino a gran escala.

Más de 1.300 años después, un joven alemán de Renania buscaba hacer dinero con los peregrinos del Camino de Santiago. Tras un frustrado negocio con espejos sanadores, el chico se fijó en la prensa vinícola, pero a él no le interesaba el caldo de la uva, sino las palabras: quería fabricar Biblias en serie para venderlas. Se hizo con una prensa y la modificó integrando tecnologías posteriores, como el tipo móvil de Pi Sheng, el papel o la tinta. Aquel joven era Johannes Gutenberg y su invento democratizó el acceso al conocimiento.

«La imprenta es un ejército de veintiséis soldados de plomo con el que se puede conquistar el mundo». Johannes Gutenberg

En el libro Neotelling. El arte de comunicar con tecnología, Rocío Martín plantea que la nueva filosofía comunicativa docente también debe integrar diferentes tecnologías y saberes (informática, oratoria, psicología, pedagogía…) para «reconectar» con el alumnado. Neotelling significa retomar el espíritu que originó la imprenta para desencadenar una nueva revolución educativa.

A los que pretendan seguir sustentando la comunicación didáctica en estrategias del pasado, como la pizarra y el libro de texto, les recomiendo una cita de Groucho Marx: «Paren el mundo que yo me bajo». Reflejará bien la impresión que supondrá comprobar que tu clase de zetas está desconectada de la escuela y que es la red la que colma su ansia de aprender. Un grupo educado por internet... ¡HORROR!
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